La casa Ferdinand Berthoud nos presenta su serie de informaciones llamadas Know-How Chronicles que se realizaran periódicamente y que tendrán forma de videos, fotografías y textos. Cada episodio tendrá una temática y este primer episodio es sobre el arte del Tourbillon.
Tradicionalmente al Tourbillon se le da un papel protagonista como una complicación. Ferdinand Berthoud lo entiende como un órgano regulador y no necesariamente una complicación, en el sentido estricto de la relojería. Por está razón lo rediseña para reflejar el espíritu original dando lugar a la producción de una versión inédita. Cuatro elementos son los que le distinguen de los diseños tradicionales: la construcción, el tamaño, el papel que tiene en el movimiento y su equilibrado.
Un primer y caracteristico detalle es que lo sitúa en la parte posterior en vez de colocarlo en el lado de la esfera. La jaula se encuentra fijada a un arco en forma de flecha en el lado del fondo y está guiada por un puente perforado que se ve en el lateral de la esfera.
El tourbillon no es que indique los segundos… es el segundero. Se indica con una aguja central gracias a la interacción de dos ruedas visibles en la esfera.
El tamaño de la jaula está sobredimensionado , un 40% más que los tourbillones tradicionales .
El cuarto rasgo diferenciador es su sistema de doble equilibrado. El volante está compuesto por cuatro cabezas colocadas en los puntos cardinales de su aro. Permiten un ajuste micrométrico. Además la jaula está equipada con dos segmentos de oro de 18 quilates, móviles, se pueden desplazar para rectificar cualquier desequilibrio del escape y distribuir por igual las masas de la jaula del tourbillon.
Después de está introducción os dejamos con el vídeo “El Arte del Tourbillon”: